La innovación en el sector hospitality se ha convertido en una apuesta de las empresas para mantenerse a la vanguardia de las últimas novedades tecnológicas, entre las que se encuentra la introducción de los textiles inteligentes para conocer y controlar la trazabilidad de los artículos. Para ello se debe realizar el montaje de una instalación RFID que consta de tres partes: los TAGs, un software y un hardware.
Concretamente, un TAG es un chip incorporado a la prenda en una especie de “lentejuela” que lleva integrada una antena. Sería como el ADN de cada prenda, ya que cada uno de ellos tiene un número o código que lo identifica con un cliente. Los TAGs han evolucionado y cuentan con dos opciones, el tag y la etiqueta-tag. Estos chips, que emplean la tecnología RFID-UHF, deben ser resistentes a los lavados industriales y a los productos químicos a los que son sometidas las prendas, así como a las altas temperaturas de los planchados.
En cuanto al hardware, la instalación consta de un arco; una cabina, donde se realizan lecturas masivas de artículos y se pueden pesar; un equipamiento especial para la lectura de paquetes; y una PDA. Mientras, el software se encarga, principalmente, de controlar las entradas y salidas de los artículos. Entre sus funcionalidades se encuentra la facilidad que posee para la identificación, localización, trazabilidad y gestión de artículos; la integración transparente de datos con el sistema de gestión de la empresa; la generación de informes por clientes o artículos; la detección de errores en cada uno de los procesos; o la gestión de la trazabilidad de cada una de las prendas, lo que permite su control por pérdida, desgaste, rotura.
Una instalación idónea para hosteleros y lavanderos
Por todo ello, esta instalación de textiles inteligentes resulta idónea para la relación entre hosteleros y lavanderos. Su funcionamiento resulta sencillo: Resuinsa, que se encarga de suministrar los textiles inteligentes con TAGs incorporados, proporciona las prendas al hotel. Este recibe y realiza el inventario de artículos, cuya información sube a la nube, donde se almacena y gestiona.
El establecimiento envía los textiles a la lavandería, la cual, con esta tecnología, puede subir la información pertinente a la nube. De esta manera, el sistema también permite ahorrar tanto en tiempo como en personal a la hora de contar y controlar las existencias.
Si la instalación para textiles inteligentes se encuentra en el hotel y es este el que gestiona el lavado, también lo puede realizar a través de lavanderías que no tienen el sistema o lava las prendas en su propia lavandería. Igualmente, con esta tecnología puede controlar y verificar la trazabilidad de la ropa.
Asimismo, los hoteles pueden ser víctimas de pérdidas que no son derivadas del proceso entre el establecimiento y la lavandería y que pueden distorsionar la base de datos: huéspedes que se llevan género o empleados que lo sustraen. Por tanto, existen un par de opciones para controlar estos extravíos: una alfombra antirrobo que está equipada con un lector de tecnología RFID y una antena colgada en el techo capaz de leer espacios más altos de 3,5 metros.