El sector de la hostelería ha encadenado cuatro años consecutivos de crecimiento en un entorno de recuperación del consumo y diversificación de la oferta de restauración. La creciente complejidad del canal horeca representa un desafío para los proveedores de equipamiento de frío que deben adaptarse a los cambios legislativos y a la evolución en los hábitos de consumo de los clientes.
La comida entra por los ojos. Es un axioma tan viejo como la propia culinaria. Sin embargo el sector de la hostelería parece haber redescubierto esta gran verdad gastronómica en los últimos años apostando por poner el mejor de los productos a la vista de un cliente para que elija lo que va a comer en un establecimiento.
Así, a la exhibición de grandes colecciones de vino en vistosas cavas bodegas y climatizadores se ha unido en las últimas temporadas las cámaras de conservación y maduración de llamativos cortes de carne, los acuarios para marisco o las vitrinas de las barras de sushi en las que el local presume de la mejor materia prima para elaborar sashimi. Se trata de un gran reto para los fabricantes de equipos de frío que deben compaginar diseño, visibilidad del producto y las mejores prestaciones para conservar intactas sus propiedades.
A la tendencia por presumir de producto se ha unido con inusitada fuerza la pujanza de la alimentación healthy demandada por un cliente cada vez más preocupado por un consumo saludable en el que le producto fresco es el principal protagonista. En paralelo, la concienciación social en materia de sostenibilidad y responsabilidad medioambiental ha elevado el listón de exigencia en materia de eficiencia energética para los fabricantes y proveedores de equipamiento de frío.
Retos normativos
Dentro de esa nueva exigencia es encuentra la adaptación a la normativa europea sobre gases refrigerantes, un factor que implica un esfuerzo en innovación para lanzar al mercado sistemas frigoríficos más eficaces energéticamente y dotados de nuevos refrigerantes, como recuerdan desde AEFYT. El gran reto del sector es aunar esa necesidad de diseño, vistosidad y conservación con un catálogo de productos respetuosos con el medio ambiente y con capacidad para responder a todas las necesidades de frío de un sector tan variado como el de la hostelería.
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