Cada vez más, el ahorro económico y el impacto medioambiental van de la mano. Para ser más sostenible no sólo debemos optimizar nuestros procesos industriales, aprovechar mejor el reciclaje de materiales y materias primas, reciclar los residuos industriales y productos derivados…, sino también con equipamientos que cumplan con el reglamento, como por ejemplo en las instalaciones térmicas. Por este motivo TÜV Rheinland explica cuál es el procedimiento a seguir para que los aparatos cumplan con la normativa vigente.
Prácticamente, cualquier instalación que caliente/enfríe agua o aire con cualquier sistema posible, es una instalación térmica: instalaciones de climatización (calefacción, refrigeración y ventilación) y producción de agua caliente sanitaria (ACS)
Para su correcto funcionamiento debe cumplir una serie de medidas registradas en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) con el objeto de establecer las exigencias de eficiencia energética y seguridad destinadas a atender la demanda de bienestar e higiene de las personas, durante su diseño y dimensionado, ejecución, mantenimiento y uso, así como determinar los procedimientos que permitan acreditar su cumplimiento.
Al mismo tiempo, las medidas suponen un importante avance para la eficiencia energética. Porque la clave para reducir el impacto ambiental, y el consecuente ahorro económico, no solo está en mejorar los procesos, sino también en la mejora de las instalaciones.
¿Qué características debe tener una instalación térmica para ser eficiente?
- Incorporar elementos que permitan el ahorro, la recuperación de energía y el aprovechamiento de energías residuales del sistema.
- Seleccionar los equipos de generación de frío/calor, así como los destinados al transporte de fluidos, lo más próximo a su régimen de rendimiento máximo. Si sobredimensionamos un equipo, éste dejará de ser eficiente ya que no trabajará en condiciones óptimas.
- Aislar térmicamente los equipos y las redes de distribución de las instalaciones térmicas para lograr que los fluidos lleguen a las unidades terminales con la mínima pérdida de temperatura.
- Incorporar una regulación y control para mantener las condiciones térmicas ideales en las zonas climatizadas, ajustando los consumos de energía según la demanda térmica e incluso parando el equipo cuando sea necesario.
- Utilizar energías renovables disponibles para abastecer una parte del consumo de la instalación.
Si nos centramos en la eficiencia de las calderas industriales, podemos obtener hasta un 12% de ahorro en combustible mediante la recuperación de gases de escape o sistemas de condensados. También podemos ahorrar hasta un 90% en productos químicos con un sistema de condensados de alta presión o un sistema desgasificador térmico.
Otros factores a tener en cuenta para que la instalación sea más eficiente y además obtener ahorros sería la optimización de la combustión (evitar pérdidas de ventilación, control de velocidad, de oxígeno y de CO) así como de las pérdidas de radiación y convección.
En esta línea, un dato curioso a tener en cuenta sobre los ventiladores de la caldera es que, si se duplica el número de revoluciones del ventilador, el consumo eléctrico no se duplica, sino que aumenta ocho veces. Los variadores de frecuencia son una buena opción ya que reducen el número de revoluciones del ventilador de forma que la presión producida es la que realmente necesita el quemador. De este modo, si el ventilador funciona sólo a la mitad de las revoluciones, esto se traduce en un ahorro del 80% en el consumo eléctrico.