AEFYT se ha unido a la iniciativa Acción Climática por el Trabajo, un encargo de la ONU a España y Perú –en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo- para facilitar el compromiso de los países y actores económicos y sociales en tres campos de la acción climática: transición justa, salud y calidad del aire y género.
A la iniciativa se han unido 40 países y nueve empresas multinacionales. En España, junto a la CEOE, se presenta un partenariado de 80 empresas y organizaciones empresariales.
El compromiso es garantizar una transición hacia un modelo económico libre de emisiones con empleos verdes, en los que se tenga en cuenta el impacto sobre el clima de la actividad industrial y comercial y se respeten los derechos fundamentales en el trabajo, como derecho a pensiones, protección a la salud y acceso igualitario.
Entre las líneas de trabajo de AEFYT, asociación representativa del sector del frío en España, se encuentra el fomento del empleo femenino en una industria tradicionalmente ocupada por hombres y la facilitación del acceso del trabajo a los jóvenes a través de la formación profesional. El sector del frío presenta tasas de plena ocupación y, precisamente, una de las principales preocupaciones de las empresas es la dificultad para cubrir puestos de trabajo de carácter técnico.
“Desde las escuelas de formación profesional se debe hacer un esfuerzo para trasmitir a los jóvenes la validez y dignidad de los empleos técnicos que se pueden cubrir en el sector del frío. Éste, además de pleno empleo, presenta enormes posibilidades de desarrollo profesional que es necesario difundir. Estos jóvenes profesionales están, además, llamados a liderar la transición hacia una economía verde y digital”, dijo Manuel Lamúa, gerente de AEFYT.
El compromiso de AEFYT en la iniciativa liderada por el Ministerio de Transición Ecológica reside también en la enorme aportación que el sector del frío está haciendo para ayudar a las empresas usuarias a alcanzar sus objetivos de sostenibilidad medioambiental. Lo hace a través de la cada vez mayor eficiencia energética que presentan las instalaciones frigoríficas en numerosos sectores claves para la economía, como la alimentación, la industria farmacéutica y las telecomunicaciones.