Un artículo de Sergio Rivas, CEO de Beer&Food
Para aquellos de nosotros que empezamos a principio de los 90 en la Restauración Organizada, resulta realmente sorprendente la completa transformación y profesionalización que ha alcanzado el sector en estos años.
Hemos sido, más que testigos, parte activa de una apuesta por la innovación constante, que nos ha llevado de poner el foco en el mejor producto, a generar experiencias de ocio completas, que van mucho más allá de la pura propuesta gastronómica.
Echando la vista atrás, resulta sorprendente ver la evolución de los equipamientos y herramientas de gestión que utilizábamos en nuestros inicios (y en muchos casos sólo al alcance de unas pocas enseñas internacionales) con la situación que tenemos ahora.
Empezando por reservar mesa en un restaurante o por poder realizar un pedido a domicilio. Aquí sólo había una manera de hacerlo, y era a través de una llamada, donde debíamos confiar en que el teléfono se atendía, y en cualquier caso, apenas teníamos feedback de la atención recibida por el cliente.
Actualmente jugamos en otra liga. Con un entorno omnicanal, tenemos en la palma de nuestra mano todo un mundo de posibilidades: desde ofrecer servicios de reservas online, hacer pedidos a golpe de click, o valorar su experiencia de forma fácil y directa, lo que nos permite estar en contacto con el consumidor en todo momento. Podemos conocer sus gustos, opiniones y preferencias, y ofrecerle lo que necesita.
De puertas para dentro, las nuevas tecnologías y equipamientos nos ayudan controlar el tiempo de preparación de los platos, conocer el tiempo del servicio en las entregas a domicilio, o la rotación de las mesas. Incluso disponemos de sistemas para geolocalizar al cliente dentro del restaurante y poder entregarle su pedido, o facilitarle información en tiempo real sobre el encargo que ha realizado a domicilio.
Calidad y durabilidad de los platos
Los nuevos equipamientos en cocinas han contribuido notablemente a mejorar la calidad, durabilidad y consistencia de los platos, sin olvidar por supuesto la importancia de reducir los tiempos de elaboración. Y es más, algunos de estos nuevos equipamientos se han convertido en una parte más de la experiencia de cliente, con cocinas abiertas e integradas en el local, donde el consumidor es testigo del proceso de elaboración en primera persona.
Podemos decir que el sector se encuentra en un gran momento, y que su evolución ha sido tremendamente positiva. Pero lo más importante: todavía queda mucho por hacer, y sobre todo, más allá de máquinas y avances, debemos seguir apostando por las personas.
Porque más allá de las nuevas tecnologías, el factor humano sigue siendo una pieza fundamental, que nos permite seguir marcando la diferencia. De ahí la importancia de formar el mejor equipo, liderado por la figura del Restaurant Manager, capaz de liderar y motivar a sus empleados, de retener y generar talento, de trabajar bajo presión, generar venta, gestionar costes y de ser un ejemplo de servicio al cliente.
Eso es algo, que pase el tiempo que pase, sigue siendo la clave para alcanzar el éxito en restauración. No me cansaré de decirlo: «juntos es mejor».