Un artículo de Cristina Cordón, presidenta de ITV-Ice Makers.
El 30 aniversario de MAB, publicación que en ITV-Ice Makers seguimos desde sus comienzos, constituye una buena ocasión para echar la vista atrás y comprobar los profundos cambios a los que ha tenido que enfrentarse el sector durante las últimas décadas. Y precisamente por esa capacidad de adaptación demostrada ante los incesantes cambios tecnológicos y de mercado, creo que podemos mirar el futuro con esperanza y responder adecuadamente a sus nuevos retos.
Es bien conocido por todos el crecimiento exponencial de exigencias de seguridad y calidad que deben acreditar nuestros productos. En ITV-Ice Makers se apostó desde el principio, hace casi cuarenta años, por desarrollar su propia tecnología (ahí están sus más de cuarenta patentes registradas durante este tiempo) y los nuevos retos sólo hacen que confirmar lo acertado que fue adoptar esta filosofía empresarial.
Pues bien, sin dejar de destacar el enorme esfuerzo que tanto ITV como el resto del sector está haciendo en este sentido, quiero resaltar otro aspecto que, en mi opinión, caracteriza los nuevos tiempos de la industria. Me refiero al consumidor último, el que degusta un cóctel enfriado con un par de piezas de hielo, o el comprador de media docena de sardinas frescas que han llamado su atención desde el mostrador forrado de hielo en escamas de una pescadería.
Hablamos de sostenibilidad, de comercio justo, de medio ambiente… El cliente quiere saber si el acero utilizado proviene de empresas socialmente responsables; si las máquinas son fáciles de reciclar; si la energía que necesitan es la mínima imprescindible; si el proceso de fabricación respeta todos estos valores más allá de las exigencias legales… Se trata de criterios que en ITV-Ice Makers han guiado siempre la investigación y el desarrollo de nuestras máquinas, pero que ahora comparten y exigen hasta el último de los usuarios.