Los objetivos de reducción paulatina de los hidrofluorocarbonos (HFCs), establecidos por la Unión Europea en vistas al año 2030, se ven amenazados ante el creciente mercado negro de dichos gases. La importación ilegal de los HFCs a los mercados europeos, esto es, fuera del sistema de cuotas definido por la UE, está mermando la efectividad de la normativa F-Gas en su lucha contra el cambio climático, cuyo objetivo es reducir en un 79% el uso de estos gases en 2030 y fomentar así la transición hacia soluciones alternativas.
“Los HFCs importados ilegalmente contrarrestan los esfuerzos realizados por las autoridades gubernamentales, la industria, la cadena de valor de la refrigeración y los consumidores finales”, afirma Murli Sukhwani, Director General para EMEA FluoroChemicals de Chemours y miembro del Comité Técnico Europeo de Fluorocarbonos (EFCTC) –perteneciente al Consejo Europeo de Federaciones de la Industria Química (CEFIC)-. “Debido a la falta de un control riguroso en las fronteras de la UE, se podría estar secundando de manera involuntaria este tipo de prácticas ilegales y entorpecer así el esfuerzo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, explica Sukhawani.
El balance de la efectividad de la normativa
La normativa F-Gas de la UE obliga a la industria a reducir progresivamente los HFCs a través de un estricto sistema de cuotas. Cinco años después de su entrada en vigor, ha llegado el momento de hacer balance de los progresos realizados hasta la fecha. Mientras los productores están comprometidos con esta reducción gradual, son diversas las fuentes que apuntan a un comportamiento distinto al esperado y con unos HFCs ilegales que inundan el mercado europeo, socavando el progreso de España hacia la consecución de los objetivos climáticos.
Los HFCs son utilizados principalmente en sistemas de refrigeración y aire acondicionado, entre otros, de supermercados, hoteles, centros comerciales y hospitales. También se utilizan como agentes de expansión en aerosoles, espumas, materiales aislantes y como agentes de extinción de incendios.
Las oficinas de aduanas identifican periódicamente grandes volúmenes de HFCs ilegales. Sin embargo, las rutas de entrada del comercio ilegal –ya sea por transporte marítimo o por Internet, entre otras– son múltiples, complejas y difíciles de rastrear y detectar por parte de las aduanas, en comparación con otros casos como el del comercio ilegal de drogas, armas o animales exóticos.
Es por ello por lo que las empresas miembros del EFCTC instan a las autoridades a fortalecer la aplicación de la normativa y a compartir las buenas prácticas entre los Estados miembros. La industria está dispuesta a colaborar con las autoridades, proporcionando datos y pruebas sobre las infracciones para contribuir en la aplicación eficaz de la normativa F-Gas y en el cumplimiento de los objetivos medioambientales. Este año, el EFCTC se centrará en concienciar sobre este problema a toda la cadena de valor, apoyando investigaciones independientes sobre el volumen de los HFCs ilegales en Europa y desarrollando estrategias para ayudar a las autoridades a combatir el contrabando.